lunes, 28 de noviembre de 2011

DOS GUITARRAS FLAMENCAS

DOS GUITARRAS FLAMENCAS
DOS ESTIRPES FLAMENCAS
Por José Francisco López


"Guitarra de mis amores 
como a una mujer te quiero,
son tus soníos dolores
que se clavan en mi seno
como los falsos amores”

Hace muy pocas fechas hemos recibido dos noticias relacionadas con la guitarra flamenca, una de pena honda, de pena grande, de seguiriya gitana atravesada por puñales traicioneros; y otra de júbilo, de alegría desmesurada, de cantiña, alborozo y compás. La primera ha sido la muerte de Moraíto Chico -Moraíto grande, diría yo-, y la segunda ha sido el galardón  concedido a Juan Habichuela, Habichuela nieto, que ha obtenido el bordón minero en el Festival internacional de cante de las minas de la Unión.
Manuel Moreno Junquera, Moraíto Chico, nació en Jerez de la Frontera el 13 de septiembre de 1956. De la estirpe de “Los Morao”, llevaba en su sangre la herencia genética del bordón transmitida por su tío Manuel Morao, y su padre, Juan Morao, y el compás hecho alma de su barrio de Santiago. La estirpe sigue con su hijo Diego del Morao, que sin duda ha heredado la maestría y la razón flamenca de su casta.

Juan Torres Fajardo “Habichuela Nieto”, nació en Granada, y por sus venas corre la esencia de la guitarra. Es tataranieto de Habichuela el viejo, bisnieto de José habichuela, nieto de Juan Carmona “Habichuela”, sobrino nieto de Pepe, Luis y Carlos Habichuela…Lleva la sangre de Ketama, de  Juan Camborio, Antonio Carmona y José Miguel Carmona… Lleva el arte en las manos, en el corazón, en las venas…

Moraíto Chico debutó profesionalmente con la Paquera de Jerez, sustituyendo a su habitual acompañante Parrilla de Jerez, aunque con solo once años ya había debutado en el festival flamenco de Jerez de la Frontera. El año siguiente volvió para ganar el premio del festival, una guitarra donada por Manolo Sanlúcar. A partir de aquí una vida dedicada a la guitarra, acompañando a grandes artistas, aunque se le recordará como pareja inseparable del maestro José Mercé.

El 13 de agosto de 2008, en la X edición de los Veranos del Corral del Carbón, Juan Habichuela, le regaló a su nieto su mejor guitarra dándole la alternativa en el mundo del Flamenco, donde ha destacado acompañando al maestro Enrique Morente. 



Moraíto dedicó toda su vida a acompañar el cante, no se prodigó grabando en solitario, aunque cabe destacar sus discos: Morao y oro con el cante de Juan Moneo “El Torta”y “Morao, morao” con la colaboración de  Los Marismeños, Navajita Plateá, Luis 'El Zambo', María Vala y La Venta. Moraíto dedicó toda su vida a acompañar el cante, pero quiso el destino que su última actuación fuera en solitario, un recital en Nimes, un concierto que puso el epílogo a una extraordinaria carrera como tocaor. 

Si grande era como guitarrista, más grande era aún como persona, humilde, simpático, sabiendo estar en todo momento.

Como guitarrista Moraíto no buscó nunca el alarde, el estar por encima del cantaor, buscaba su sitio, y era genial en eso, haciendo más grande el cante que acompañaba, así lo demostró en su última actuación en Sevilla, en el Teatro de la Maestranza el 22 de enero pasado acompañando a José Mercé, donde nos dejó ensimismados por bulerías y tangos.

Moraíto ha sido premiado dos veces en el Concurso Nacional de guitarra flamenca de Jerez, cuatro veces obtuvo el primer premio por bulerías en Jerez, y en 1984fue distinguido con la copa Jerez. Fue finalista en el II Giraldillo del toque, ese que ganó otro genio de la guitarra, Niño de Pura. Además de los anteriores premios, otro sinfín  de ellos jalonan su carrera, como el Charles Cros, el de la asociación Nacional de Críticos de Arte Flamenco, el Premio Nacional de Guitarra de la Cátedra de Flamencología de Jerez…

Habichuela nieto, a pesar de su juventud,  es un virtuoso de la guitarra flamenca. Tuvimos la fortuna de escucharlo en la Casa del Aire de Arahal en el marco de la XVII edición de los actos en homenaje a Pastora Pavón, que cada año organiza la Peña Cultural Niña de los Peines de Arahal. Quedamos encantados con la actuación, fue sorprendente por la limpieza de su toque, por su creatividad, por su sabiduría, por su virtuosismo, por su flamencura, por su “jondura”... Su primer gran espectáculo fue “Entre azahares y alhelíes” con Manuel Molina, José Parra, Joni Cortés, “El Moreno” y Pepe Maya “Marote”.

Su penúltimo galardón ha sido el bordón minero del Festival de Cante de las minas de la Unión hace pocos días, digo penúltimo porque su prometedora carrera acaba de comenzar. Se convertirá sin ninguna duda en muy poco tiempo en uno de los referentes de la guitarra flamenca.

Moraíto y Habichuela Nieto están unidos por las guitarras, por sus respectivas estirpes, por el Flamenco, por el arte. Uno recién acaba de guardar su guitarra en la funda de la memoria flamenca, el otro está desempolvando recuerdos y buscando sonidos en un camino que comienza. Dos guitarras como dos llamas de vida flamenca, una que se apaga, otra que se enciende…


           ¡No digas Morao ni Habichuela!, di guitarra, guitarra flamenca, prima y bordón,  compás, compás para morir, compás para vivir…

jueves, 17 de marzo de 2011

PRIMER PREMIO DE CUENTO INFANTIL "CIUDAD DE ARAHAL"


Desde este humilde blog quiero compartir con todos la inmensa alegría que siento, ya que he sido galardonado con el Primer Premio del XV Certamen Ciudad de Arahal en la modalidad de Cuento Infantil.

sábado, 12 de febrero de 2011

LA BEJAZZ

LA BEJAZZ

EL JAZZ FLAMENCO

Por José Francisco López

Conocía desde hace bastante tiempo, casi desde su origen allá por el año 2005, la existencia del grupo marchenero “La Bejazz”, grupo que en un principio estaba formado por Javier Carmona (contrabajo y bajo eléctrico), Bernardo Parrilla (saxo), Pablo Carmona (batería) y Javier Carmona Bono (teclados y clarinete). En sus comienzos simultanean su formación clásica (Conservatorio de Sevilla) con su pasión por el Jazz, pero poco a poco empiezan a surgir las lógicas influencias de la música que llevan pegada al alma, de la música de su tierra, y así el grupo empieza a buscar un sonido más “flamenco”. Cuando dos nuevos artistas se unen al grupo, esa apuesta por la fusión entre el Jazz y el Flamenco no tiene vuelta atrás, máxime cuando esos dos artistas vienen desde la más honda tradición Flamenca. El primero de ellos es Melchor Chico, nieto de Melchor de Marchena y sobrino de Enrique de Melchor, que lleva en sus venas la raza de unos guitarristas geniales y el compás sobrio de la campiña sevillana. Su toque se engrandeció acompañando muchos años a la genial Rocío Jurado, y su inclusión en La Bejazz supuso la mirada definitiva hacia el flamenco. Del mismo modo la llegada al grupo del percusionista Juan Antonio Suárez supuso el giro definitivo hacia el Flamenco, ya que este artista es otro flamenco de pura cepa, que acompaña habitualmente al Polaco, José el Francés o Lola Maya. Así mismo, en su primer trabajo discográfico, titulado “Plaza Arriba” colaboró el cantaor Juan Antonio Cano “El Negro”, que le da al trabajo ese son de garganta gitana y profunda.


Como digo, los conocía desde hace tiempo, pero ha sido en un concierto celebrado en Arahal el 26 de noviembre, en su nuevo y maravilloso Salón de Actos, el de la Casa del Aire, cuando los he escuchado en directo por primera vez; antes esa magnífica herramienta para muchos artistas poco conocidos como es “youtube” me había dado la posibilidad de escuchar y ver algunas de sus actuaciones. Pero nada como el directo para palpar lo que es un artista, lo que es un músico, lo que es una banda. Y esta banda tiene un directo espectacular, pero vayamos por partes…

En primer lugar un artista, para que dé lo mejor de sí mismo, tiene que estar a gusto, es decir, tiene que existir una complicidad con el público y con el lugar donde se actúa. Y eso estaba conseguido desde el principio, aún antes de empezar el concierto, con el compás de la lluvia que te erizaba los vellos. El escenario, el Salón de Actos de la Casa del Aire es sencillamente magnífico, y el público estaba entregado desde el comienzo. Y los artistas reflejaban en sus caras esa misma complicidad, como mostraba por ejemplo el lenguaje corporal de Javier Carmona Bono, que estoy seguro no suele encontrarse con un piano de cola para actuar, y es que estaba ensimismado, encantado, con una sonrisa y unos movimientos de todo su cuerpo, poseído por la música, que reflejaban ese sentimiento de todo el grupo: estamos a gusto.
El gran primer requisito para el triunfo de un artista estaba logrado.

¿Pero y su actuación?, ¿cómo fue su actuación? Pues lo esperado por mí, una actuación maravillosa, realizada por magníficos músicos. Y es que sólo puede sacar algo el que lo lleva dentro, y este grupo tiene algo, quizás haya sido ese buscar y rebuscar en los tuétanos del alma para encontrar entre su formación clásica, de conservatorio, y su pasión por el Jazz, la raíz que le da sentido y cuerpo a lo que hacen, el Flamenco.
Jazz y Flamenco unidos por esa improvisación controlada que hace grande a estos artistas. Si todos los componentes estuvieron sobresalientes, Bernardo Parrilla estuvo genial al saxo, arrebatando palmas a destiempo a un público entregado.
Me acordé de un saxo al que siendo niño escuché por soleá, era Pedro Iturralde con aquel Jazz Flamenco que me emocionó desde que lo escuché. Él fue el precursor allá por los años 60, y hoy La Bejazz sigue la herencia de esa búsqueda de sonidos y mestizaje, con las alforjas llenas melismas y memoria de los caminos que anduvieron el propio Pedro Iturralde, Paco de Lucía, Jorge Pardo, Carles Benavent y los más cercanos Guadalquivir, Chano Domínguez o Pata Negra.

La fusión, la innovación, no es fácil. Es más, cientos de proyectos se han quedado en nada por no encontrar los sonidos que acompañaran a las inquietudes, sin embargo “La Bejazz” ha encontrado un sendero, un camino que recorrer, un puente que une dos orillas, el Jazz y el Flamenco, que es una sola orilla: la música, el arte, la libertad.